Dogville by Ravenlv on DeviantArt
Debo confesar que mi primera experiencia con el señor Lars no fue para nada satisfactoria, cometí el error o la fortuna (a estas alturas no sé cual de las dos) de conocerlo “intempestivamente” por la recomendación de una compañera de trabajo cuyos gustos cinematográficos ahora se me hacen imposibles de categorizar, su recomendación fue Antichrist (2009).
Antes de embarcarme en los sinuosos lenguajes de Von Trier no tuve ninguna advertencia mas que “véasela que es muy buena”, ingenuamente y sin contexto alguno me senté frente a Antichrist. La película empieza con una hermosa composición en blanco y negro en donde planos, fotografía y en general la belleza del conjunto puede llegar a encantar al más escéptico crítico cinematográfico. Durante la contextualización siguiente la película incluso se torna lenta parte de la preparación emocional al espectador para después tomarlo por sorpresa. El cambio de tono es considerable, incluso transgresor, el tensionante desenlace construido a base de impactantes escenas, crudeza y visceralidad, hacen que el más valiente mire de reojo o incluso utilice su último recurso: el fast forward, me incluyo en este grupo.
Dogville by Quentin Juhel on Vimeo
Así fue como le di una segunda oportunidad y me decidí por Dogville (2003), de ésta sí tuve muchas apreciaciones, en general todas buenas, dudosa llegué a pensar que quizá no estábamos hablando del mismo Von Trier. De Dogville sólo puedo decir que es una obra maestra, hermosa, simple, limpia y reveladora. La disposición de la “escenografía” que no rebasa algunos elementos indispensables como una banca, un par de vasos y algunas sillas, tiene más trascendencia en el desarrollo de la trama que las mismas paredes o fronteras físicas del espacio que en este caso son reemplazadas por trazos de triza en el piso. La ausencia de objetos que se nota cuando empieza la película se va diluyendo en un argumento envolvente que recorre el prisma de emociones de principio a fin, del más puro sentimiento de comprensión al más crudo rencor. Realmente lo que me cautivó de Dogville fue la manera en que se aborda la naturaleza del ser, desde la dualidad y la incoherencia, y es que así somos, imperfectos, irracionales, incomprensibles, impredecible, instintivos y maquiavélicos.
Dogville es una obra de arte. Me queda la tarea de seguir el resto del repertorio de este director. ¡Muy buen post!
ResponderEliminarPrimero creo que Dogville no es nada simple, y qué bueno este director, qué inteligente y qué ególatra. Te invito a que te veas desde su versión de Medea(1988), cruda historia, hermosa puesta, hasta pasar por The Idiots (1998), película asquerosa, y por Dancer in the Dark (2000). Ahh y no dejer de ver l asecuencia de cortos llamados The Five Obstructions (2003), eso te ayudará a decidirte en si lo amas o lo odias. A mi me gusta muuucho
ResponderEliminarmedea es una miniserie que deja ver toda la claridad conceptual posible, es el secreto de lo femenino, el miedo de los hombres, los delirios del amor. Los idiotas es una prueba para los espectadores que se creen intelectuales y no pueden ver las poéticas más allá de la estructura. Dogville es teatro y Dancer es la posibilidad de hacer un musical tan conmovedor como trágico.
ResponderEliminarYo disfruto a Lars